“Búsquenme en la cordillera”, le dijo al mecánico Miguel Soriano antes de levantar vuelo.
“Llevaba los tanques cargados para cuatro horas de vuelo (130 litros de nafta y 36 litros de aceite de ricino)” y, además, “el famoso mapa de Ludwig, un buen barógrafo registrador en marcha con su cinta barográfica y un pequeño botiquín.
Frente al asiento: reloj contador de revoluciones, altímetro y brújula”.
No tuvo termómetro”, recordó el historiador Héctor Pérez Morando, en un informe sobre el viaje
El vuelo demandó dos horas y media donde los módicos 80 HP del impulsor del monoplano de origen francés soportaron los vientos cordilleranos y lo elevaron hasta los 4.000 metros de altitud.
El aterrizaje fue accidentado.
El avión se dio vuelta en el descenso pero Candelaria salió apenas con algunos raspones y un herida en la rodilla derecha.
Los primeros en llegar fueron un carabinero y un misionero que le contaron que estaba en Cunco.
Había cumplido su meta.
De regreso, fue recibido como un héroe y recibió condecoraciones militares.
Falleció en Tucumán, pero sus restos, como había pedido, descansan en el cementerio zapalino.
*Más Neuquén
Cunco Chile Tte. Luis Candelaria Zapala