Así lo expresó Florencia, con enorme alegría y satisfacción por el logro obtenido: “Gracias siempre a mi familia, quienes han acompañado y creído en mi como nadie. Que han entendido cada paso, cada decisión, cada cansancio, cada frustración, cada alegría”.

“A mis niños, que desde muy chiquitos acompañaron a una mamá residente, a mi pareja que acompaño a una mujer residente”

.”Cierro una etapa que me transformó para siempre. Recibo mi certificado de fin de residencia con orgullo, sabiendo que cada guardia, cada parto, cada acompañamiento, cada consejería, y cada lucha tuvo sentido para mi”.

“Defendí, y sigo defendiendo, la Salud Pública como derecho, no como privilegio”.

“Frente a las modificaciones del reglamento de residencias en la Ciudad de Buenos Aires, que precarizan condiciones laborales, silencian voces y atentan contra la formación,  no puedo ni quiero callar”.

“Ser residente es mucho más que cumplir horas: es sostener el sistema de Salud con el cuerpo, con sacrificio y dejando muchas cosas de lado para formarse. Y eso merece respeto, derechos y reconocimiento. Seguimos en defensa de una Salud Pública, digna y humana”.

“Cuidar a quienes cuidan es fundamental”, indicó Florencia.